La función de las obligaciones

La palabra  obligación me parece dura y venenosa, porque es forzar lo que no se desea, contra la voluntad, y casi siempre son cosas negativas, como el querer imponer una postura, ideología, religión o hasta el amor, pero tras una larga reflexión encontré que también posee una gran utilidad.

Como he dicho muchas veces, crecer no es fácil, requiere de valentía, esfuerzo, disciplina y también dolor, porque rompemos con viejos patrones, ideas que nos hacen sentir seguros, al igual que con antiguas costumbres.

Por lo que es necesario obligarnos a realizar y repetir acciones que no nos gustan pero sabemos que son fundamentales para poder cambiar, es la única manera de dejar atrás aquello que no nos funciona y además nos hace daño.

Yo amaba consumir azúcar (dulces, nieves, postres), lo resalto porque era parte de mi rutina diaria, el problema es que no me hace bien, me provoca ansiedad, dolor de cabeza crónico, dolor en articulaciones, en resumidas cuentas me envenena.

De un día para otro dejé de hacerlo, cuando sentía la terrible necesidad de consumir algo dulce, me obligaba a no hacerlo y ocupar mi mente en otra cosa, llevo aproximadamente 6 meses desde que empecé y claro que hay ocasiones especiales en que me como un postre, pero en mi rutina diaria es una regla que no me permito romper y los efectos positivos en mi vida han sido muchos.

Así que no hay que temer a las obligaciones, más bien analizar cuantas de ellas nos oprimen y cuantas nos ayudan a evolucionar en nuestra vida. 

Amor sin posesión

Tenemos la costumbre de pensar que al tener, poseer, atesorar cosas seremos más ricos, se nos enseña a acumular bienes, experiencias, riquezas, lo cual nos hace vivir con el constate deseo de tener más, me gusta esta reflexión de Osho sobre el tema:

 “Si amas una flor, no la arranques, porque si la arrancas se marchita y deja de ser aquello que amas. Si amas una flor, déjala ser, El amor no es posesión, el amor es apreciación”.

Yo también quise hacer un homenaje al amor que siento en mi corazón y quiero compartir, no solo con una mujer, sino con el universo entero:

Cuando te amo,

Te tengo,

Cuando te tengo,

Dejas de estar,

Cuando dejas de estar,

Entiendo,

Cuando entiendo,

Conectamos,

Cuando nos volvemos a conectar,

Siento,

Cuando te siento,

Nos hacemos uno,

Cuando nos hacemos uno,

Amamos,

Cuando amas deshechas la necesidad de poseer.

Amemos como si fuera la última acción que pudiéramos realizar en esta vida.

 

Una decisión puede cambiar tu vida

Reunido con mis mejores amigos comenzamos a ver vídeos que grabamos en la preparatoria (hace 3 años y medio), un sentimiento extraño me embargó, era entre nostalgia y curiosidad de verme más niño, en una etapa distinta de la vida, en la que mi manera de actuar y anhelos eran completamente distintos a los que tengo ahora, comprendí que hay decisiones que cambian el rumbo de nuestra existencia.

Tenía 18 años, me sentía en la cúspide de la juventud, pensaba que el mejor estado del ser humano era la ebriedad, fumar infinidad de cajetillas de cigarrillos, alimentarme de basura chatarra y constantemente buscar una chica hacia la cual expresar mi anhelo de ser amado.

No era feliz, me sentía preso en el interior de alguien que no era yo, buscaba por diferentes medios salir de la existencia que llevaba, pero me era imposible porque los hábitos que tenía abogaban para que mi estilo de vida continuara tóxico y sin sentido.

Faltaban unos meses para graduarme, iba a estudiar una licenciatura en administración y negocios internacionales, porque tenía la certeza de que era una carrera que me daría la oportunidad de generar mucho dinero y tener la posibilidad para hacer lo que quisiera, mi más grande anhelo siempre ha sido ser libre.

El problema es que cada día eran más intensos los ataques de pánico, recuerdo estar en clases y sentir como me atrapaba la ansiedad, tener la necesidad de salir huyendo de la escuela para estar solo, sentarme cerca de un árbol y esperar a que la crisis pasara, fueron días oscuros.

No encontraba salida, pero sabía que el camino que estaba tomando no era el correcto para mí, por lo que tuve golpes de realidad lo cuales me llevaron al proceso de comenzar a aceptarme, entendí que yo no estaba hecho para enfocar mi vida en el constante anhelo por tener más, que deseaba estar cerca de la naturaleza, en específico el mar, que estaba buscando espiritualidad y sentirme en plenitud, lo cual era el polo opuesto a la vía que estaba llevando.

Poco antes de salir de la escuela, desperté un día con la alternativa a mis problemas, que fue irme a vivir 6 meses con mi abuelo, quien lleva varios años asentado en esa zona. El tiempo que pasé allá con él, cambio por completo mi concepción del mundo, la vida y el camino que quería llevar, mi abuelo me ayudó a dejar los vicios, a transformar en mi relación con otras personas y a darme cuenta que no me hacía feliz la vida que llevaba.

Escribir sobre mi experiencia allá será tema de otro post, pero a lo que quería llegar es que si yo no hubiera tomado la decisión de salir de mi esfera, probablemente algo muy malo me hubiera sucedido, porque mi situación personal estaba llegando a un nivel crítico en el que en cualquier momento iba a explotar, fue una resolución que direccionó mi vida hacia un camino positivo.

Hay que hacer danzar al corazón

Cuando me siento muy bien mi corazón danza, brinca en el interior de mi pecho al ritmo de una linda melodía cósmica, este baile es la energía necesaria para llevar una existencia plena, hace que todo tenga sentido, la máquina funciona como debe ser, pero ¿Cómo hacer el corazón danzar?

Es una pregunta difícil de contestar porque hay días en que no encontramos rastro de nuestra canción, para poder provocar las condiciones necesarias y que se dé este fenómeno es necesario hacer un auto análisis en el que enlistemos lo que nos hace miserable y lo que hace que vibremos en felicidad.

Después, eliminar todo lo negativo que se pueda y comenzar a realizar aquellas que nos llenan de alegría, en mi caso, yo sé que necesito tener tiempo para realizar; meditación, escribir, leer, ejercitarme y que si no lo tengo, poco a poco se va a deteriorar mi estado de ánimo y mi relación con lo que me rodea.

Una actividad muy importante para mi  es cocinarme, me hace sentir pleno, porque cuando preparo mis alimentos, entro en un estado de fluidez que disfruto muchísimo, esta es mi manera de danzar para la vida.

La meta es que llegue un día en que tengan más peso las cosas que nos llenan, es necesario que existan cosas que no nos gustan, son las que generan el contraste que hacen que las cosas buenas sean placenteras, por lo que también hay que encontrarles el lado positivo y no dejar que nos consuman.

Días difíciles

Hay días en los que desde el momento en que abro los ojos deseo con todo mi ser convertirme en un ente inanimado, como una piedra, montaña o hasta un árbol para no tener que mover un centímetro de mi cuerpo. Son días en que envidio a Mushu mi perro, porque él su única obligación es pasar la víspera echado y nadie espera que haga nada, son jornadas en que no me siento yo, pero también son las más importantes para mi crecimiento personal.

Esto es porque el progreso no se deslinda de las situaciones cómodas, es muy fácil ser constante y realizar una acción cuando no nos cuesta trabajo ni nos genera conflicto alguno, pero cuando pagamos con sudor y sangre aquello que queremos obtener, es el momento en que se impregna en nuestro ser y se convierte en parte de nosotros, son los hábitos que permanecen con el tiempo.

Hoy me siento así, enajenado, desconfiado, sin motivación, con miedo y sería muy fácil ausentarme del mundo, faltar a todas mis clases y compromisos para simplemente encerrarme a ver películas o leer un libro que me brinde la posibilidad de escapar de mi realidad, pero sería un acto cobarde porque perdería una pelea muy importante, una batalla conmigo mismo.

Por eso he decidido empezar con un reto personal en el cual durante treinta días escribiré un post diario, es un ejercicio del que he escuchado genera un cambio positivo en las personas que lo hacen ya que ayuda a desarrollar la creatividad, improvisación y sensibiliza al escritor, más porque las publicaciones se convierten en algo íntimo con el lector.

En estas líneas les describo la persona que se esconde detrás de los versos y cuentos, el que ven en las fotografías sonriendo o que parece muy relajado, éste soy yo, me presento desnudo de etiquetas.

La ansiedad como antídoto

Recuerdo la ceremonia del bosque, en cierto punto me encontraba sostenido de un árbol, estaba mareado y con el peor ataque de pánico de mi vida, buscaba una salida al sufrimiento, cuando de manera inesperada se acercó a mí el Taita, puso su mano sobre mi hombro a señal de apoyo y me dijo,

— Tranquilo, respira, deja que la medicina te cure.

En ese momento no pude entenderlo, pero decidí seguir ciegamente sus palabras, me senté frente a la fogata y dejé de evitar esa gran angustia que me producía ese estado mental.

Me inundó como la niebla que se extiende ante un valle vacío y lo cubre todo, inhalé el miedo y permití que se alojara dentro de mí, al principio me fue muy difícil, sentía ganas de salir corriendo, gritar, llorar, escapar de esa experiencia que tanto me asustaba. Bloquear la visión de la verdad que se me  presentaba, pero logré aguantar y me tranquilicé como me dijo el Taita.

Pasado un rato llegó la paz interior, todos esos sentimientos negativos que momentos antes se apoderaron de mí se habían desvanecido porque dejé de ocultarme y decidí ver.

A partir de ese momento cada vez que sufro de ansiedad y recupero un segundo de cordura entre el caos generado, recuerdo la voz del Oso y las palabras de sabiduría que me regaló, de ese modo me dejo llevar por la marea angustiosa que tanto deseo extinguir.

Nunca es fácil, siempre requiere de una gran fuerza de voluntad y mucha valentía para abrir los ojos ante la bestia que se encuentra frente a mí.

He llegado a desarrollar una teoría que deja de catalogar a la ansiedad como algo negativo y más bien la polariza a un aspecto de crecimiento, ya que es un cúmulo de energía interna, la cual es necesaria para desbloquear cierta área de nuestra vida, pero que no miramos porque nos asusta, así que pasa el tiempo y como la bola de nieve que rueda cuesta abajo, va creciendo hasta que se vuelve inevitable no verla y se convierte en un verdadero obstáculo en nuestra vida.

Bloquea todas las demás esferas de nuestra existencia y nos obliga a dejar todo en pausa para dedicarle la atención que merece, cuando esto ocurre generalmente interpretamos que algo catastrófico ha ocurrido y que debemos de buscar una salida cuando la respuesta esta dentro de nosotros.

La mejor manera de resolver esta situación es al hacer introspección y buscar aquello que nos acongoja, a pesar de que esto nos vaya a generar un dolor intenso

La ansiedad es el siempre vivo recuerdo de que no tenemos más que una pequeña parte del control de nuestra vida. Así que dejemos de obsesionarnos con tener todo calculado, con que nuestro día sea como una hilera de dominós que va a seguir el curso establecido por inercia, nada es seguro y mientras más rápido aprendamos que la vida se vive en el presente y no en el pasado o futuro, más podremos disfrutarla.

Debo aclarar que esta reflexión no pretende invalidar el proceso terapéutico o cualquier otro tipo de remedio para sanar este estado mental, tan solo es una propuesta diferente para enfrentarlo.

 

Como conquistar el miedo

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Denis Messié Flickr

El miedo es un tema que me apasiona, porque es la polaridad negativa que inhibe nuestra energía, aquella que hace que no demos un paso adelante y mucho menos que nos arriesguemos a probar algo que deseamos con el corazón.

He tomado la decisión de empezar a ver este sentir como una lección de vida, que nos acecha porque la evitamos, ya que sabemos que nos va a doler pero es necesario recordar que una parte del proceso de crecer y aprender no es agradable, ya que viene a romper con la seguridad para abrirnos a lo nuevo.

La manera en que visualizo este episodio agridulce es así:

Hay un monje que lleva mucho tiempo perseguido por un terrible miedo que ha estado cargando desde su infancia, tal vez sea enfrentarse al hecho de no haber tenido padres y que toda su vida se ha sentido solo, no lo sabe porque la angustia le hace esconderse de la verdad.

Así que un día despierta cansado de huir de lo desconocido y decide darle cara, espera parado en su habitación, pasan las horas y la ansiedad en su estómago anticipa la llegada del monstruo, que hace entrada con un espectáculo terrorífico, pero es tal la decisión del hombre que se mantiene sereno, hace una reverencia para recibirlo y se sienta sobre el suelo con las piernas cruzadas.

—Te invito a sentar— Dice el monje con un gesto del brazo que exhorta al adversario a hacer lo mismo.

El miedo lo observa confundido, después de tantos años la víctima deja de serlo, no entiende lo que se propone.

—¿Qué debo aprender de ti?

—¿A qué te refieres?— Contesta sorprendido el miedo.

—Llevas años persiguiéndome, así que debe ser por alguna razón, ¿Qué es?—Responde el monje sin perder su serenidad.

—Yo solo soy un producto tuyo, tú eres el que me tiene que contestar eso.

El hombre cierra los ojos y comienza a respirar profundamente, deja que el fresco aire de las montañas penetre en sus pulmones y oxigene su cuerpo. La bestia frente a él poco a poco se desvanece y su materia pierde solidez, hasta que parece un delicado trozo de seda.

—Gracias— Dice el miedo un segundo antes de desaparecer.

El monje abre los ojos y se encuentra solo en la habitación, tiene una sonrisa en el rostro tan plena que no existen palabras para describirla, sus ojos están humedecidos por lágrimas de liberación, ese día consiguió romper con el miedo.

Jurado Mezcal, FICG32

30 estudiantes de diferentes escuelas de cine, comunicación y animación de México, Costa Rica, Brasil, Guatemala, Alemania, Argentina, Cuba y Estados Unidos.

21 películas mexicanas, que vimos, analizamos, deliberamos y finalmente otorgamos premios a mejor director, fotografía, actor, actriz y el premio mayor a mejor película por $500,000 pesos.

10 días del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG32)

6 días para ver las películas

4 grandiosas personas que cuidaron, guiaron y fraternizaron con el jurado.

1 sola experiencia para encontrar amistades de vida.

Cuando me dijeron que había sido elegido para ser Jurado Mezcal, supe que iba a existir un antes y un después de mí, yo lo veía como uno de esos cursos intensivos que la vida te pone para evaluar tu crecimiento y asimismo te enseña cosas nuevas.

Fue un gran reto para mí, en el que tuve que demostrar mi fuerza interior, mi capacidad de adaptarme al cambio, ser flexible y la humildad que tanto creía tener, ante situaciones con las que no esperaba encontrarme.

Uno piensa que es fácil ver películas, pero no saben lo que es ver entre 3 y 5 filmes diarios, en una sala oscura y sin la posibilidad de dormirte en ellas, con tan solo 4 horas de sueño, todos desarrollamos una habilidad superior para mantenernos despiertos y estar atentos.

Fueron días exhaustivos, en los que me enamoré, comprendí mi misión de vida y conocí a personas de las cuales me puedo vanagloriar en llamar hermanos, fue una estancia que no solo engloba aspectos cinematográficos, sino de todo el espectro humano, desde los primeros días en que todos caímos enfermos del estómago y perdimos vergüenza, hasta la convivencia diaria con personas que no nos conocíamos y  de un momento a otro compartíamos una rutina.

Nunca antes había sentido tanta comodidad con un grupo de gente, siempre he sentido que debo de cuidar mi lado vulnerable, pero con ellos, pude prescindir de ello sin sentir angustia. Me sorprendió mucho conocer a gente tan rica en conocimientos, cultura, amor, creatividad y locura.

Comprendí que la locura no es mala, al contrario es necesario acogerla para ampliar los límites de la mente y explotar la creatividad al máximo. Descubrí mi mantra diario: “soy lo que debo ser, no lo que los demás quieren que sea. Renuncio a mi necesidad de complacer expectativas.”

La experiencia terminó con dos sentimientos: nostalgia, por las personas que partieron a sus hogares y felicidad, de saber que tengo hermanos y hermanas en diferentes partes del globo, me siento plenamente agradecido con la vida por unos días tan plenos.

Fin del camino, inicio de una vida

Yo creo que la vida es un flujo de periodos de tiempo que nos hacen crecer, pero hay ciertos momentos, muy específicos en que si estamos más conscientes y los utilizamos a nuestro favor, podemos evolucionar de manera desmesurada. Este verano ha sido una de las etapas más importantes de mi vida, porque me regalé la oportunidad de desarrollarme, decidí que cada momento de mi existencia lo iba a dedicar a abonar a mi progreso personal, porque topé con pared, fue un momento en el que todos mis artilugios para continuar en el camino perdieron su efecto y tuve que enfrentarme ante la cruda realidad, sin ningún arma más que mi ser, pero incapaz de usarlo, ya que no me conocía ni sabía quién era.

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Es impresionante como Dios, el universo, o como gusten llamarle, actúa a tu favor y dispone de los elementos que necesitas, cuando estás en sintonía con la vida. Todo comenzó con asistir a la Sagrada Ceremonia de la toma de Ayahuasca, necesitaba algo que me ayudara a romper con esa gran barrera que no me dejaba seguir adelante, la mayor parte de mi vida he estado deprimido y es uno de los peores estados en los que un ser humano se puede encontrar, porque no tienes fuerza ni voluntad para salir de ese agujero, así que decidí someterme a esta antigua medicina, fue una grandísima experiencia, dicen que son treinta años de terapia en una sesión y verdaderamente lo fue, doce horas de una intensa lucha conmigo mismo y mis demonios. Fue el momento en que decidí emprender el viaje a mi muerte, vencer el más grande de los miedos y así; hecho cenizas, incorpóreo decidí nacer, como alguien nuevo, fuerte y con muchas ganas de aportar un granito de arena al mundo.

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La cumbre más alta de este periodo fue el viaje que realicé con mi papá a La Baja Sur, porque ninguno de los dos era un campista experimentado, simplemente éramos personas con las ansias de recorrer míticas tierras, y encontrar en nuestro peregrinaje la esencia de la vida. Fueron días difíciles, desde el drástico cambio de clima al que estamos acostumbrados, era tal el calor que varias veces tuvimos que dormir bajo las estrellas y aun así tenías la sensación de estar en una hoguera, pero todo valía la pena al estar rodeado de tanta magia, la naturaleza es el mejor maestro que puede tener el ser humano, y aprender a contemplarla es uno de los mayores regalos que nos podemos dar.

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Conocimos playas de una belleza impresionante, nos rodeamos de gente buena y cálida, aprendimos a vivir como nómadas, recuperamos esa naturaleza olvidada, porque los primeros seres humanos, no tenían un hogar e iban deambulando por diferentes locaciones, a merced de las estaciones y el alimento. Pero es impresionante todo lo que uno puede crecer al estar en ese estado, comienzas a entender el desapego, dejas de necesitar gran cantidad de cosas y comprendes que con tener alimento y cobijo no necesitas de otra cosa. Me enseñó la simpleza y a encontrar en ella el milagro de estar vivos, que mientras menos nos complicamos, más obtenemos y apreciamos lo que nos rodea.

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Todo culminó con mi estadía en Los Cabos, el lugar donde todo empezó, el lugar al que yo llamo hogar, porque me hace sentir pleno. Pude convivir de nuevo con mi abuelo, una de las personas que más admiro, con Alonso mi tío, que se convirtió en un gran amigo, de Lorenzo su pequeño hijo, que me enseñó a volver a ser niño y de Jos, que me ayudó a volver a ver la vida sin vendas frente a los ojos. Gente con la cual pertenezco a una tribu, con la que realmente siento empatía y una conexión.

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Fueron días grandes, de mucha alegría, al igual que dolor y purificación interna. Mucho escribir, mucho descansar y mucho estar en contacto con el mar, que tanto instruye. Todo terminó con una acción que para muchos puede parecer banal, pero tuvo gran significado para mí, cortar mi cabello, después de dos años de dejarlo crecer, decidí deshacerme de todo aquello que fue recogiendo a lo largo de una de las etapas más difíciles de mi existencia, todo para volver a empezar limpio.

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Dicen que cada final es un nuevo comienzo y estoy seguro que toda esta gran aventura, es simplemente el nacimiento de muchas más, el inicio de un camino pleno, lleno de amor y crecimiento. Así que en vez de quejarme por todas las cosas negativas que puede tener este lugar, voy a apreciar cada situación que me rodea y encontrar el milagro de la existencia.

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Día 5: Los arbolitos

Tras varios días fuera de casa, lo conocido, la rutina pierde forma y se convierte en una masa amorfa, en un lejano concepto que utiliza la gente en la vida moderna para mantener su organización. Pierdes la noción del lugar en el que vas a comer, dormir o ir al baño. Dejan de existir los horarios, es el momento en que comienzas a experimentar en plenitud la vida nómada.

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Nos encontrábamos en La Ensenada de los muertos y después de todo el ventarrón, era un lugar muy hermoso, el agua estaba helada y nadé durante horas, hasta que decidimos recoger el campamento y continuar con nuestro rumbo, nos dirigimos a Los Barriles, un pueblo a la orilla del mar ubicado entre La Paz y San José del Cabo, por la carretera antigua. Fue un transcurso muy hermoso porque nunca imaginé ver tanta vegetación, un montón de árboles de mango, higos, y palmeras. En San Bartolo, paramos en una pintoresca casa, que vendía café colado y dulces regionales. Compramos una bolsa de mangos, cocadas de dulce de leche y varias chucherías para el camino.

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Al llegar a Los Barriles, que está en una zona denominada como la East Cape, nos adentramos por una población repleta de hoteles y turistas, accedimos a la playa y estuvimos bajo el sol por varias horas, decidimos partir al Parque Nacional Cabo Pulmo, que es una de las áreas más importantes del Mar de Cortés, ya que tiene una gran variedad de fauna y por el arrecife de coral vivo que se encuentra en sus aguas.

Arbolitos 6-2004

Fue una gran travesía llegar hasta allá, porque transitamos por terracería, en una zona donde no hay letreros ni señal de celular, después de dos horas llegamos y decidimos acampar en una emblemática playa llamada, Los Arbolitos, tuvimos la suerte de snorkelear y ver el atardecer.

Arbolitos 4-1980

Fue una de las noches más cómodas y una de las mejores playas que visitamos.

Arbolitos 5-1997